"Vienen y Van"

 

Hoy quiero hablarles de una canción que, para mí, refleja mucha madurez, conciencia y verdad, se trata de “Vienen y Van” es una canción que va mucho más allá de una simple narrativa musical. Es una reflexión profunda sobre la vida, el paso del tiempo y la naturaleza efímera de las personas, las situaciones y hasta las emociones. Desde el título, ya se percibe una especie de resignación madura, una aceptación tranquila pero dolorosa de que todo y todos eventualmente pasan. La frase “vienen y van” no solo se refiere a personas, sino también a momentos, etapas, amistades, amores y oportunidades. Es un resumen simple pero poderoso de cómo funciona la vida.

Esta canción conecta porque está construida desde una sinceridad que golpea sin gritar. No es dramática, no busca hacer escándalo; más bien, se siente como una conversación íntima, como si el cantante le hablara directamente a su yo del pasado o a alguien que ya no está. Es melancólica, pero no trágica. Es nostálgica, pero no amarga. Es un recordatorio de que en este camino que todos recorremos, hay muchas personas que entran y salen de nuestras vidas, algunas dejando huella y otras pasando sin mucho ruido.

En lo emocional, “Vienen y Van” funciona como una catarsis. Todos hemos tenido gente que en su momento fue crucial en nuestra vida: amigos inseparables que hoy ni nos saludan, amores que juraban quedarse y ahora solo viven en recuerdos, personas que ayudaron a construir parte de quienes somos y luego desaparecieron sin despedirse. Esta canción recoge todo eso. Es como una especie de homenaje silencioso a quienes ya no están, pero también una declaración de fortaleza: seguimos aquí, aunque ellos se hayan ido.

Una de las virtudes de la canción es su capacidad para hablarle a distintos tipos de audiencia. Para alguien que ha perdido amigos, es una canción de duelo. Para quien ha visto fracasar una relación, es una despedida sin resentimientos. Para quien ha madurado y dejado atrás su versión anterior, es un reflejo de evolución. Esa versatilidad la convierte en una obra que no tiene una única interpretación, sino que se adapta a cada oyente, dependiendo de su momento de vida.

La voz del intérprete también juega un papel clave. Hay una especie de serenidad en la forma en que canta, como si ya hubiera hecho las paces con el pasado. No hay enojo, no hay reclamo; hay comprensión. Esa madurez emocional transmite una lección implícita: no todo lo que se va tiene que doler para siempre. Algunas pérdidas, por más significativas que parezcan, también traen consigo aprendizaje, crecimiento y espacio para nuevas experiencias.

Otro punto fuerte de “Vienen y Van” es su honestidad. La letra no pretende disfrazar el dolor ni idealizar lo vivido. Habla desde un lugar realista: la gente cambia, las prioridades se transforman, los caminos se bifurcan, y no siempre hay culpables. A veces simplemente pasa. A veces la vida misma se encarga de alejarte de quien creías que estaría para siempre. Y eso no te hace débil, te hace humano.

Musicalmente, el tema también acompaña ese viaje emocional. No es una melodía explosiva, sino envolvente. Te atrapa poco a poco y te va llevando hacia dentro. Cada acorde parece encajar con el tono reflexivo del mensaje. Es una canción que no solo se escucha, sino que se siente. Que no solo entretiene, sino que conecta. Que no busca ser un éxito de fiesta, sino un himno silencioso para las noches de introspección.

Hay una parte implícita en la canción que también toca el tema de la decepción. No todas las personas que se van lo hacen de manera pacífica. Algunas se alejan traicionando, hiriendo, dejando caos. Y aunque eso no se diga de forma explícita, se siente en el fondo. Esa dualidad entre dejar ir con amor o con dolor está presente en el subtexto. Pero incluso frente a esas decepciones, el tono de la canción invita a soltar, a no quedarse aferrado al rencor. Porque, al final, lo que viene y va no puede ser detenido.

La canción también puede interpretarse como una forma de soltar culpas. A veces, uno se queda con la carga emocional de relaciones que no funcionaron, amistades que se rompieron o caminos que se separaron sin explicación. Y eso genera dudas internas: “¿Fui yo?”, “¿Pude hacer algo diferente?”, “¿Por qué pasó así?”. “Vienen y Van” no responde esas preguntas, pero las abraza. Y con eso basta para que uno se sienta en paz.

El mensaje central es claro: en la vida, todo es movimiento. Nada permanece igual. Aceptar eso no es rendirse, es madurar. Quien logra entenderlo, sufre menos, se aferra menos, pero también ama más intensamente mientras algo o alguien está. Porque sabe que, eventualmente, puede irse.

Desde una perspectiva más social, esta canción también puede verse como una crítica a las relaciones superficiales que abundan hoy. Con las redes sociales, las conexiones parecen más fáciles pero también más fugaces. La lealtad dura menos, los vínculos se diluyen, y las promesas se rompen con un mensaje ignorado. En ese sentido, “Vienen y Van” es casi una postal de lo que hoy se vive: vínculos instantáneos, emociones exprés, adioses silenciosos.

Pero, aunque hable de partidas, no es una canción triste. Es una canción realista. Y en esa realidad también hay esperanza. Porque si algo viene y se va, es porque algo nuevo está por llegar. Y eso se siente entre líneas. El ciclo continúa. Lo importante es no dejar que las idas nos impidan disfrutar de las llegadas.

Otro detalle que la hace especial es cómo no se enfoca solo en relaciones de pareja. Se siente que el mensaje aplica también a amigos, familiares, conocidos e incluso experiencias. Es una canción sobre vínculos humanos en general. Sobre cómo todo lo que alguna vez nos marcó, al final, se convierte en recuerdo. Algunos dulces, otros amargos. Pero todos necesarios.

En lo personal, esta canción puede convertirse en ese refugio emocional al que uno acude cuando necesita ponerle palabras a lo que siente. Cuando alguien se va de tu vida y no sabes cómo procesarlo, “Vienen y Van” puede ayudarte. No a cerrar heridas de golpe, pero sí a entender que no estás solo en ese proceso. Que a todos, en algún momento, nos toca soltar.

Finalmente, esta canción tiene una especie de sabiduría discreta. No da consejos, pero enseña. No juzga, pero guía. No ofrece soluciones, pero acompaña. Y eso es algo que pocas canciones logran. Por eso se vuelve tan especial para quien conecta con su mensaje.



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